En ese momento, Leonie, de niña, estableció su fe en Cristo y abrió su corazón para vivir su llamado. Ocho años después, terminó la escuela y comenzó a estudiar geografía en la Universidad de Sydney.
En 1959, a la edad de 20 años, Leonie estaba en un evento misionero en la Church Mission Society (CMS) en Sydney, donde el predicador instruyó a los jóvenes a estar listos para servir a Dios en cualquier lugar.
“Le dije al Señor: ‘Te serviré en cualquier lugar de África’. El Señor me dijo: «Sarawak». De hecho, escuché Su voz. Le dije al Señor: ‘No creo que [este lugar] esté en África’”, recuerda.
Más tarde, Leonie se graduó como profesora de geografía y enseñó durante unos años. En 1967, recibió una carta de un amigo que trabajaba en Malasia, diciendo que había una vacante para un profesor de geografía en la ciudad de Miri, en el estado de Sarawak. En ese momento, recordó lo que Dios le había dicho.
Leonie se fue a Sarawak en enero de 1968 y permaneció allí durante 18 años. “Después de dos años como docente, me ofrecieron el puesto de director y lo hice durante 11 años”, dijo la mujer, que ahora tiene 82 años.
Su paso por Malasia presentó algunos desafíos y requirió mucho trabajo, de 7 am a 9 pm. Leonie recuerda que había algunos miembros del personal y estudiantes musulmanes en la escuela que escuchaban devocionales cristianos todas las mañanas. “Todos los días escuchaban algo sobre el Evangelio. Con el paso de los años, algunos de ellos se han convertido en cristianos”, relata la misionera.
Continúa: «La única verdad que me ayudó todos esos años fue Filipenses 4:13: ‘Todo lo puedo en Cristo que me fortalece'».
«Creo, más que nada, que cuando el Señor llama, también capacita», dice Leonie. “Él va delante de nosotros. Si quiere que hagas algo, te dará la fuerza, los recursos y las personas que necesitas. A menudo le decía al Señor: ‘No sé cómo hacer esto’. Y Él me ayudaba. Siempre me enseña qué hacer, incluso ahora, tengo casi 82 años y todavía hago viajes regulares de regreso a Sarawak”.
Leonie también recuerda que, a los 49 años, en 1988, visitó su antigua iglesia en Lithgow y su maestra de escuela dominical todavía estaba allí. En esa oportunidad contó cómo en 1948, llegó a conocer a Jesús, inspirada por la oración de su maestra. “Ella estaba muy conmovida. E incluso hoy, todavía puedo recordar su rostro mientras oraba”, dijo la misionera.